martes, 22 de noviembre de 2016

Segun la OMC: Más de 20.000 personas mueren en España al año sin sedación paliativa


La Organización Médica Colegial (OMC) ha celebrado y acogido en su sede de Madrid la jornada ‘Decisiones éticas al final de la vida’, encuentro en el que los profesionales sanitarios presentes expusieron que más de 20.000 personas mueren en España cada año sin acceder a sedación paliativa pese a precisarla.
Este evento contó con la asistencia de, entre otros, el presidente de la mencionada corporación sanitaria de ámbito nacional, el doctor Juan José Rodríguez Sendín; su vicepresidente, el doctor Serafín Romero; su secretario general, el doctor Juan Manuel Garrote; su vocal de Atención Primaria Urbana, el doctor Vicente Matas; el de la Rural, el doctor Josep Fumadó; y el titular de la Vocalía de Médicos Jubilados, el doctor Ricard Gutiérrez.
Además, estuvieron presentes el presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), el doctor Rafael Mota; el profesor de Bioética en la Universidad de Zaragoza (UNIZAR), el doctor Rogelio Altisent; el profesor asociado en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el doctor Alberto Alonso; y el coordinador de la Unidad de Cuidados Paliativos de la Fundación Jimémez Díaz de Madrid, el doctor Álvaro Gándara.
Junto a todos ellos se dieron cita también el expresidente de la Comisión Central de Deontología del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), el doctor Marcos Gómez; el jefe del Área de Cuidados Paliativos del vizcaíno Hospital San Juan de Dios de Santurce, el doctor Jacinto Bátiz; y la presidenta del Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza (COMZ), la doctora Concepción Ferrer.
En este contexto, el también expresidente de la SECPAL declaró que la sedación paliativa “es la disminución deliberada de la consciencia del enfermo, una vez obtenido el oportuno consentimiento, mediante la administración de los fármacos indicados y a las dosis proporcionadas, con el objetivo de evitar un sufrimiento insotenible causado por uno o más síntomas refractarios”.
“Las indicaciones más frecuentes de sedación son las situaciones extremas de delirium hiperactivo, naúseas, disnea, dolor, hemorragia masiva y ansiedad o pánico, siempre que no hayan respondido a los tratamientos indicados y aplicados correctamente durante un tiempo razonable”, continuó Gómez, que añadió que “no existen clasificaciones de eutanasia”, siendo esta última una “incorrecta atención al final de la vida por exceso”, como es el caso de “la obstinación terapéutica y el suicidio médicamente asistido”.
Según sostuvo el que fue máximo representante de la Comisión Central de Deontología del CGCOM, las diferencias entre la sedación y la eutanasia se encuentran en la intención, siendo en el primer caso la de “disminuir el sufrimiento” y en el segundo la de “acabar con la vida del enfermo”; en el fármaco, utilizándose midazolam en la sedación y pentobarbital sódico en la eutanasia; en las dosis mínimas y letales; el resultado de enfermo sedado y muerto; y la supervivencia de horas o días, en un caso, y minutos, en el otro, también marcan alejamiento entre ambos procedimientos, señaló.

La sedación paliativa “no siempre tiene que ser definitiva”

La sedación paliativa “se hace a enfermos que están en muy malas condiciones, que se van a morir hagamos lo que hagamos, y aunque no hagamos nada”, prosiguió Gómez, que agregó que “la mayoría de la gente quiere morir sin darse cuenta y dormida”. Tras rechazar que sean motivo de indicación de la sedación “la angustia de la familia y la falta de camas”, declaró que “no siempre tiene que ser definitiva”.

Más de 60.000 pacientes que necesitan cuidados paliativos mueren sin acceso

“En España mueren cada año 380.000 personas, de las que 225.000 necesitan cuidados paliativos básicos y 125.000 precisan cuidados paliativos especializados”, sostuvo Marcos Gómez, que explicó que, de las últimas, la mitad, es decir, más de 60.000, “no acceden a cuidados paliativos y mueren en horrorosas condiciones”. “Es un sufrimiento perfectamente evitable”, aclaró, tras lo que insistió en que la tercera parte de estas últimas, más de 20.000, necesitan “sedación paliativa”.
Al respecto, Jacinto Bátiz, que ahondó en las siete leyes autonómicas sobre cuidados paliativos existentes hasta la fecha y que manifestó que “sería bueno tener una ley nacional”, subrayó que la sedación “la tiene que valorar el médico, no puede ser a demanda del paciente, ni a la carta”. “Es de obligada aplicación cuando se precisa, no es una opción y no tiene cabida la objeción de conciencia”, manifestó, no obstante.
“Lo que hace falta es poner dinero y recursos”, resumió Álvaro Gándara, mientras que Juan José Rodríguez Sendín manifestó que “es falso que la sedación terminal acorte la vida”, así como que “acabar con la vida sea dignificar la muerte”. “Hay algunos médicos que hacen ensañamiento terapéutico”, indicó, sin embargo, no sin declarar también que “es posible ganarle a la muerte quitando el miedo, el dolor y la ansiedad”.
El presidente de la OMC, que rechazó que la asistencia de cuidados paliativos dependa “del médico que te toque”, subrayó que “no hay equidad, no se está dando una respuesta igual entre las comunidades autónomas”. “Es necesario que los profesionales tengan una formación adecuada y que los cuidados paliativos sean un área de capacitación específica (ACE)”, sentenció.

Ética en la alimentación y la hidratación al final de la vida

“La ética en la alimentación y la hidratación al final de la vida es importante”, afirmó, por su parte, Rafael Mota, que así cambió de tercio y reconoció que “hay mucho sufrimiento en los hospitales porque en los aspectos de hidratar y de la nutrición se toman medidas demasiado agresivas”, lo que también ocurre “en las Unidades de Cuidados Paliativos”. “Los datos son muy recientes, cambiar la práctica clínica es complicado”, indicó Alberto Alonso en la misma línea.
En este contexto, el representante de la UAM manifestó que “la enfermedad avanzada está asociada a malnutrición en entre un 50 por ciento y un 70 por ciento de los casos”, algo que “es consecuencia de la patología”. “El paciente no se muere por no comer, no come porque se está muriendo, esa es la filosofía que tenemos que integrar”, explicó.
“Es necesario investigar al final de la vida, los pacientes han sido siempre excluidos de los ensayos clínicos porque no sabemos tratarlos”, aseguró Alonso, que añadió que “todo lo que es nutrición artificial es un tratamiento médico a valorar”. “Cuanto más nos alejemos de la vía natural de alimentación, habrá más complicaciones”, resumió.
Por último, Rogelio Altisent señaló que “la Medicina paliativa debe tener el mismo rango científico que la curativa”, lo que “no está pasando en las universidades”, en las que “apenas se habla de este tema”. “En la fase terminal, la prioridad es la calidad de vida por la baja tolerancia del paciente a la agresividad médica”, mientras que en la agónica, “la prioridad es la calidad de muerte por la nula tolerancia del paciente a la agresividad médica”, sostuvo, para concluir con la sentencia de que “lo complicado es saber en que fase está el paciente”.

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